BLOG DE BEATRIZ GRACIELA MOYANO "Bienvenidos a mi nuevo desván"

UN BLOG DE BEATRIZ GRACIELA MOYANO
"BIENVENIDOS A MI NUEVO DESVÁN"
A todo aquel visitante de éste mi nuevo desván les
doy la bienvenida, un nuevo refugio a la nostalgia,
siempre en la búsqueda de oscuridades lumínicas
que me habitan y se escabullen de mi propio Yo.
Lugar donde pretendo volcar fragancias y colores en el cántaro de sentipiensos.

viernes, 20 de enero de 2012

En un día de lluvia


En un día de lluvia
Ayer llovió, la lluvia le da sonrisas al rostro, suavidad a las manos, gotas cristalinas y ese aroma a tierra mojada, son placer hecho ramo de magnolias sagradas de las vertientes del cielo. Sus ojos brillaron y olvidó por un momento que estaba envuelta en sombras, olvidó que quedó vestida para la ceremonia y se fue, en uno de esos días en que la lluvia fue ácida, verlo ahora, fue volver a sentir dicha después de tanta angustia, la rutina se rompió en cuanto filtró su resplandor, mientras fluían las palabras cargadas de encanto, conquistador, seductor incorregible, con ojos de esmeraldas, envuelve y somete a sus designios enmascarados, acrobáticos esquemas sin poesía, se le borra el dolor y sus motivos, no recuerda nada, la felicidad se arremolina en su contorno, deja que la lluvia la moje estallando entre sus brazos esos cuerpos humeantes al contraste de la brisa mojada, con las rosas ruborizadas de tantos besos, los suspiros se dejan sentir en el silencio de la noche, después, sirve algo espumante para brindar, la nariz cosquillante entre las burbujas de esa copa que embelesa, apoyando sus labios en el borde, apenas los humedecía, siempre fue uno de ritos con su amor, para besarse a la distancia. Amado manipulador de las pausas, de los silencios, alimentas las furias, para alimentar con ellas sus propios deseos de solitario por elección y satisfacción, para luego, en el momento oportuno a su zarpazo, sentirse amado nuevamente, una y otra vez hasta la nueva pausa de hastío o fastidio de lo que sintió encanto. Su amor tiene el tono triste a una baguala cantada, esa nostalgia a despedida apenas comenzada, se hizo así en una madrugada, en que la nombro en forma desdeñada, hubo relámpago, truenos y descargas de furias en vendavales, azotaron las islas de la magia. Siempre en la cuerda equilibrista, a punto de caer desde la barranca, esa es la sensación que los sostiene en la utopía y la mantiene pendiente. Pide un manto de raso suave piadoso a la cordura, desea los pélalos de rosas perfumados, no sus espinas, pero de punzadas se hicieron esas succiones a sus dedos, después la boca y la piel toda. ¿Donde el remanso, donde?, teme hallarlo, porque en él puede estar el fin del eco su voz, el fin de su mirada estática, del flamear de las cortinas en su alcoba desolada.

Beatriz Graciela Moyano
20-01-2012

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