BLOG DE BEATRIZ GRACIELA MOYANO "Bienvenidos a mi nuevo desván"

UN BLOG DE BEATRIZ GRACIELA MOYANO
"BIENVENIDOS A MI NUEVO DESVÁN"
A todo aquel visitante de éste mi nuevo desván les
doy la bienvenida, un nuevo refugio a la nostalgia,
siempre en la búsqueda de oscuridades lumínicas
que me habitan y se escabullen de mi propio Yo.
Lugar donde pretendo volcar fragancias y colores en el cántaro de sentipiensos.

viernes, 30 de marzo de 2012

"ARENAS DE OTOÑO"


Arenas de Otoño


La vida desde siempre fue irreverente, la miró de soslayo con soberbia, desde que era una niña y se sintió amilanada. Con saltos y en vuelo rasante de gaviota pescó algunos triunfos, que cuelgan de su cabellera rizada, ahora las muecas del destino lastiman de forma indeleble, perenne y algunas flores se niegan al asombro en depredados jardines y partirá en viaje de descanso aprendiz. En las playas de dunas ariscas, será arena para el reposo cansino de alguna estampa sombría y taciturna. Arenas a los pies de huellas mojadas, del cuerpo tendido al sol del pensamiento para hundir el rubor, el desaliento o la vergüenza. La humillación la hizo sentirse arena tibia callada, con la modorra del atardecer otoñal que se aproxima y se hará largo de ausencias. No tiene soledad, la busca desesperada, su mente se aísla en compañía, huir, desvanecer entre el gentío a las arenas que esperan en noche solitaria, que refresca y rejuvenece, deseos de soledad en la noche de lagartos hundidos y silencios. La mañana del día después aletargada seguir en fantasías de arena gruesa que castiga en vientos, que duele en la piel sensible, excitable, dibujando sombras en playas penitentes, con los desguarnecidos muertos del olvido en los rojizos tintes de un otoño que se desprende sin comenzar la ardua tarea deshojadora, la nieve quiere adelantar el curso del tiempo y ésta nieve claudica en arenas de caracolas marinas deshechas con aureolas de espumas retraídas, arenas solitarias esquivando deseos confusos, como huellas de cangrejo en su andar desprolijo, ladeado, con sus pinzas afiladas que no solo sirven para inmovilizar a su presa, paralizarla, en resonante tamborileo usará también para el ritual de cortejo y apareamiento, que observará fascinada, siendo arena, brillando al sol de sus enojos con la vida, se mudará de las costas al desierto penetrante, viajando en el viento sin ponerse freno a la hora de enfrentar a las tormentas, pagar el precio a las decisiones es la consigna y recoger los frutos regalo del cielo al final del camino. Conocerá los sitios dorados de abundancia y a los avatares reunidos que reinan en sus templos. 

Beatriz Graciela Moyano
Rosario-Santa Fe
Argentina

lunes, 19 de marzo de 2012

"Callada"


“Callada”

Se quedó en silencio,
a sus orillas.
Con un suspiro de cielo
para que sienta los latidos.

Le ha regalado ausencia
y sentirá la presencia,
más que nunca.
Sonidos y voces del alma,
en sus honduras.

Silencios de amor indescifrado,
nostalgia viva, sutil.
Callada llegará a la boca
de besos perdidos, despiadados.

Con la inmaculada esencia,
Virgen de anhelos extraviados.
Solo él, hundido en su pelo
enmarañado, inocente y salvaje.

Se quedó callada,
en silencio extendido.
Caverna oscura, un abismo
de impulsos contenidos.
Solo en él, por siempre.


Beatriz Graciela Moyano
19-03-2012-
Rosario-Santa Fe
Argentina.

martes, 13 de marzo de 2012

Algo más fuerte... no cotidiano.



Algo más fuerte... no cotidiano



Para el pequeño globo de las formas, materiales, vivientes, ilusiones, emociones y sentires, solo instantes acumulativos a convertirse en aromas desconocidos y a pesar de la pena la evolución y vibración es constante. El asombro no deja marcas, solo es eso, lo inesperado, sucede y llena de júbilo o desgrana en partículas. Despertar al mundo aún cuando el mundo no despierte a la presencia del concreto y definitivo ser al que se le niega el fulgor, brillo que ostentó y quedó en reposo, inactivo, sin la primitiva energía que contiene, poder proyectar salidas o ponientes de sol, con azules y rosados pensamientos ecuánimes o delirantes pero dueño de si mismo. Mi cuerpo denso, se ha sutilizado hoy por cobardía, cada vez que quiero escapar a la realidad, soy espuma en las orillas, sin montañas ni cavidades, ni rostro, ni ombligo, ni piel, solo espuma en la playa visualizando algún cangrejo o caracol desorientado en vehemente búsqueda insatisfecha. Un poco de espuma con memoria celular a la espera de ver pasar la tempestad y corporizares allí donde esté la luz. Ni vida, ni pasión, solo espuma hoy, acá frente al mar cercano, la arena dorada que contiene y aferra, tanta soledad, vacío infinito, último sentir antes del trascendente paso a las esferas siguientes, antes de partir besar los recuerdos de la vida, acariciar sonrisas y susurros deslizados sobre la piel del tiempo, contar estrellas y besarlas suave, sobre el pecho fuerte de latidos aprendidos en décadas de amor y llevarlos en la memoria eterna, indeleble, para cuando sea un amoroso fantasma y siga amando como hoy este universo real que asusta, con tanta cruel noticia que envenena, un pañuelo de papel mojado levita a su lado, secando los ojos, para poder mirar la insensatez, las palabras escritas ya no dicen nada, han quedado paralizadas, mientras la ternura mágica viajera de la voz acongojada, duerme sobre el pecho de un hijo que desea volver a las viseras, volver a empezar sin cruzar el limite oscuro que lo aferró a lo impalpable. Comenzar con fragancia de jazmines en una mañana soleada, que el aprendizaje llegue suave, sin tanto pigmento de dolor. Pero es noche amor...y esta noche, en este nuestro universo, nos tenemos el uno al otro, nada más que la húmeda soledad.



ABANDONAR EL PUNTO




ABANDONAR EL PUNTO
Se dio una tregua, bajando a las planicies. La clara mañana de un domingo soleado y los jazmines perfumados, dulzones miran ahora diferente, no quiso reprocharse las furias ni los llantos, tampoco cuestionarse los porque de su viaje y la obstinación. Abandonar el punto convergente, eso es todo, aunque el universo entero conspire y rezongue, por no saber soñar en el punto donde nahuales parlanchines se entrelazan y lanzan al azul esfumado del terciopelo desteñido por los astros, luces refulgentes y el hastío cubriéndose el rostro con un manto de honor pulido en versos de Neruda, travesías sublimes, a veces y saltos cuánticos a *Eros* en armisticios festivos con esas guirnaldas iridiscentes, verdadero carnaval veneciano con peregrinos mentales, alcobas tibias, cortinados transparentes o de gruesos brocatos y los almohadones bien mullidos, sórdidas razones en los pasionales experimentos canalizados con el dominio cedido al placer. Allí donde la humedad se seca a poco tiempo de andar y la diversidad llama al desaliento y trunca los deseos, sofoca la razón y en su divagar aparecen como silfos los recuerdos, una vieja canción que le dedicó hace un tiempo, “El orden de las cosas” Ya te lo dije el día en que abriendo las cadenas…nada podrá librarte de mi ciudad cerrada…Volverás a mi mundo cediendo a la costumbre…vientos huracanados doblaron tu alma esquiva el día en que tu viaje se extravió por mis selvas ...algo así, como nubes las estrofas flotan en la mente y punzan el sosiego, pasajero temporal con huellas ilusorias que calaron en formas de fantasías, lucen ahora sin brillo, ni palabras, se pierde como un bostezo apunado a la hora del crepúsculo, sin pretender atención se ve volar una garza, espigada figura entre las nubes se esfuma, como las ilusiones de una Esfinge dorada al sol de febrero, en un verano furioso que evapora hasta las ansias, espera el otoño y sus ocres, donde acoplar la nostalgia que las hojas secas y el humo del incienso borren pasión y memoria, aceites esenciales a la piel con cicatrices y el ambiente donde aislarse a olvidar las lejanías con sus recuerdos distantes, imágenes de rosales y unos geraños los rituales paganos. En plácida meditación consagrada en mente, cuerpo y espíritu, dejar desnuda el alma, armonía, paz, luz... y aunque no quiere, en medio de esas luces, el brillo de su mirada, recuerdo de alguna tarde silvestre, con piel y el pelo mojados, la magia desaparece y ella ruborizada, se da cuenta que en su hoy, no cabe ni su mirada, ni su voz…nada.

Beatriz Graciela Moyano
07-03-2012

domingo, 4 de marzo de 2012

Hacia el Río Sagrado





HACIA EL RÍO SAGRADO


Ha navegado sus mares y volado su cielo en un confuso aleteo desgarbado, inseguro impalpable y en ansiado llegar al río sagrado se ha dormido en el pecho frondoso de un algarrobo de apariencia fuerte, añejo, como su canto esfumado, afonía trasnochada del pensamiento que va y viene entre el brillo embelesante de un sauce plateado, deidad entre los árboles de savia anaranjada que quema, atrayente por el brillo de su corteza suave, mirando desde aquí, ahora, éste se ve infectado por plagas voraces incrustadas en las vetas de su madera, cascarudo pero vivo, es casi cautivante. Se debate entre pasar la noche en esta plaza llena de árboles y nidos abandonados o seguir viaje con el poco de fuerza que le resta, tratando de llegar a su paraíso encantado, a esas islas en el delta del Paraná que saben sus secretos y pesares, sus amores y desilusiones, se detiene un instante en la atención para observar los palos borrachos floridos y algodonados, va y vine aleteando bajo hasta que remonte vida. La furia de los vientos en la última tormenta de verano, la dejó rebelde, mojada, guarecida entre ramas de poco follaje, temblando asustada y sudada de arrebatos. Suspira y espera, ahora, la nada le responde con un murmullo de grillos frotando sus patas que invitan a copular. Sorbo a sorbo se bebió el silencio tajante, frío y un día de esos, los caló con un grito, en forma de queja o gemido en la noche sorprendida del mutismo recio, lacerante y la desdicha profunda se hizo mordaz, migratoria al olvido que nunca fue, al abandono en duelo conspirado de aves profanas, que destrozan los cueros verrugosos ya picoteados de las ballenas franca, fantasmas marinos de ausencia que dejan escuchar su plañido. Y hay un sonido salvaje en la voz de una palabra indescifrada que escribió la sombra de una ola y la derramó en las amarillas arenas de una playa desolada para que la recogiera un alma que no sabe a desolación y la copiara al vuelo en los andenes de trenes lejanos, en los baños de los bares porteños de la calle que nunca duerme, en los paredones y murallas del destierro que no fue, mientras a lo lejos se oye el rumor de la misma palabra en el eco incesante de las olas, que en noche de plenilunio baña y carga con su bendita energía las turmalinas verdes y negras, las amatistas y citrinos que en un canastillo dorado dejó a cielo abierto antes de partir.

Beatriz Graciela Moyano
03-03-2012
Rosario. Santa Fe
Argentina