BLOG DE BEATRIZ GRACIELA MOYANO "Bienvenidos a mi nuevo desván"

UN BLOG DE BEATRIZ GRACIELA MOYANO
"BIENVENIDOS A MI NUEVO DESVÁN"
A todo aquel visitante de éste mi nuevo desván les
doy la bienvenida, un nuevo refugio a la nostalgia,
siempre en la búsqueda de oscuridades lumínicas
que me habitan y se escabullen de mi propio Yo.
Lugar donde pretendo volcar fragancias y colores en el cántaro de sentipiensos.

domingo, 4 de marzo de 2012

Hacia el Río Sagrado





HACIA EL RÍO SAGRADO


Ha navegado sus mares y volado su cielo en un confuso aleteo desgarbado, inseguro impalpable y en ansiado llegar al río sagrado se ha dormido en el pecho frondoso de un algarrobo de apariencia fuerte, añejo, como su canto esfumado, afonía trasnochada del pensamiento que va y viene entre el brillo embelesante de un sauce plateado, deidad entre los árboles de savia anaranjada que quema, atrayente por el brillo de su corteza suave, mirando desde aquí, ahora, éste se ve infectado por plagas voraces incrustadas en las vetas de su madera, cascarudo pero vivo, es casi cautivante. Se debate entre pasar la noche en esta plaza llena de árboles y nidos abandonados o seguir viaje con el poco de fuerza que le resta, tratando de llegar a su paraíso encantado, a esas islas en el delta del Paraná que saben sus secretos y pesares, sus amores y desilusiones, se detiene un instante en la atención para observar los palos borrachos floridos y algodonados, va y vine aleteando bajo hasta que remonte vida. La furia de los vientos en la última tormenta de verano, la dejó rebelde, mojada, guarecida entre ramas de poco follaje, temblando asustada y sudada de arrebatos. Suspira y espera, ahora, la nada le responde con un murmullo de grillos frotando sus patas que invitan a copular. Sorbo a sorbo se bebió el silencio tajante, frío y un día de esos, los caló con un grito, en forma de queja o gemido en la noche sorprendida del mutismo recio, lacerante y la desdicha profunda se hizo mordaz, migratoria al olvido que nunca fue, al abandono en duelo conspirado de aves profanas, que destrozan los cueros verrugosos ya picoteados de las ballenas franca, fantasmas marinos de ausencia que dejan escuchar su plañido. Y hay un sonido salvaje en la voz de una palabra indescifrada que escribió la sombra de una ola y la derramó en las amarillas arenas de una playa desolada para que la recogiera un alma que no sabe a desolación y la copiara al vuelo en los andenes de trenes lejanos, en los baños de los bares porteños de la calle que nunca duerme, en los paredones y murallas del destierro que no fue, mientras a lo lejos se oye el rumor de la misma palabra en el eco incesante de las olas, que en noche de plenilunio baña y carga con su bendita energía las turmalinas verdes y negras, las amatistas y citrinos que en un canastillo dorado dejó a cielo abierto antes de partir.

Beatriz Graciela Moyano
03-03-2012
Rosario. Santa Fe
Argentina

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