BLOG DE BEATRIZ GRACIELA MOYANO "Bienvenidos a mi nuevo desván"

UN BLOG DE BEATRIZ GRACIELA MOYANO
"BIENVENIDOS A MI NUEVO DESVÁN"
A todo aquel visitante de éste mi nuevo desván les
doy la bienvenida, un nuevo refugio a la nostalgia,
siempre en la búsqueda de oscuridades lumínicas
que me habitan y se escabullen de mi propio Yo.
Lugar donde pretendo volcar fragancias y colores en el cántaro de sentipiensos.

viernes, 3 de marzo de 2017

SEPULCRO TAXI




SEPULCRO TAXI

Acostumbraba levantarse a las siete de la mañana, ponía la pava para unos mates mientras se afeitaba para lucir prolijo. Todo en absoluto silencio, para no despertar a nadie. Martín comenzaba a rodar por la ciudad a las ocho de la mañana, por entonces transcurría un frío invierno. Salió a la calle hacia el garaje, mientras enroscaba en su cuello una bufanda a cuadros blancos y negros que le quedaba muy bien, resaltaba sus ojos claros. Por los bordes de la gorra se dejaba ver su pelo castaño. Martín era un joven muy bien parecido. Caminaba ligero dos cuadras tarareando una canción, se dirigía a buscar su coche taxi, lo ponía en marcha mientras frotaba las manos para darles calor. ¡Todo bien, a trabajar!

Cada día era una experiencia distinta, escuchar la historia de los ocasionales pasajeros, el mal humor de los retrasados, lo cotidiano. Él era bien educado y gentil, tenía estudios secundarios y por vicisitudes de la vida no había continuado la universidad. Había tomado ese trabajo hasta que consiguiera otro acorde a su gusto y mejor pago, igualmente lo hacía con alegría.

Nunca imaginó que ese día fuera a ser tan distinto a los demás, nunca. A medio día acostumbraba almorzar en un bar donde paraban varios del gremio, algo liviano, ligero, porque había que seguir.

La tarde se presentó fría pero soleada, una hermosa tarde pensó. Había trabajo, varios viajes en distintas direcciones de la ciudad, lo que se dice bien activo. Martín lucía una bella sonrisa esa tarde, parado en un semáforo, su mirada se encontró con otra irresistible para él, la miró hasta que el coche de atrás avisó con la bocina el verde, puso luz de giro y dio vuelta para ver si la volvía a encontrar. La muchacha también había quedado extasiada por sus ojos y estaba allí parada simulando esperar a alguien más.

Con una sonrisa pícara Martín le pregunta ¿esperas un taxi? ella sonrió cómplice. – Sube por favor...y subió al taxi por la puerta de atrás, él le abría la del acompañante, ¿dónde te llevo? -Mira no quiero que te equivoques conmigo. – Nada, no temas, dame tu dirección y te llevo a tu casa. Es un placer para mí y si conversamos, mejor todavía.
¿Cómo te llamas? – Sofía... y el viaje continuó con miradas por el espejo y preguntas sobre trabajo y estudio de uno y otro, cuando llegaron a la casa, Martín le dijo: Sofía eres bella, me agrada tu forma de decir, tu voz, toda tu persona, me encantaría volverte a ver ¿qué dices? Paso a buscarte para que vayas a la oficina, ella sonrió asintiendo con la cabeza. Era el comienzo de algo lindo los dos lo presentían. 

Esa noche ambos se pensaron de mil maneras, repitieron las miradas en la oscuridad de la noche, sonaron en campanario los ecos, voces y sonrisas se dibujaron hasta que los venció el sueño.

A las siete y treinta sonó una bocina en la puerta de la casa de Sofía, ya estaba perfumada y dispuesta, tomó la cartera y salió. Allí estaba la sonrisa y los ojos enamorados, se saludaron y él le pidió un favor: hermosa Sofía...¿puedes recoger tu cabello con esta hebilla? Quiero ver tu perfil, tu piel, no sabes cuánto disfruto estar en tu compañía. Abre la guantera, hay algo para vos ¡chocolates! dijo ella sorprendida por el detalle.

A partir de ese día siempre que se encontraban, al subir al coche recogía su cabello y buscaba sus chocolates, se enamoraron profundamente, se amaron desgajándose en besos. Nada era motivo de regaño o discusiones, él la veía y se le secaban los labios de ansiedad, ella los humedecía suavemente, las ceremonias apasionadas se agigantaban día tras día, la miel se deslizaba entre los dos.

Martín cada vez se levantaba más temprano, con el canto de las alondras. Feliz rodaba por las calles en el taxi, corriendo al tiempo para ganarle esas horas de las delicias, las horas de Sofía. Pasaron meses de inmensa felicidad, sus horas juntos ya no transcurrían dentro del coche, una cabaña los cobijaba, donde las manos incansables serpenteaban por los cuerpos.

Se amaban una y otra vez, como si cada una fuera la primera, ella contaba sus lunares mientras él acariciaba su pelo y lo ponía muy cerca de su nariz para llevar ese aroma hacia lo infinito. Por un momento ambos se quedan pensativos y luego siguieron besándose en forma desesperada. Martín rompe el silencio de las bocas y las manos inquietas... Sofía, mi amada Sofía, eres única, has llorado sobre mi pecho luego de llegar a la gloria, ¿puedo saber porqué? No lo sé mi amor es algo incontenible, es todo tan perfecto y maravilloso que parece irreal... a Martín sus palabras le calaron el alma. Esa noche se despidieron abrazados, fuertemente emocionados, la vio irse hasta que entró a su casa donde vivía con sus padres, demoró su partida sentado en el coche. Aquellas palabras de Sofía resonaban en sus oídos.

Al día siguiente Martín lucia preocupado al llegar al encuentro, la beso con ternura. Sofía intuía por primera vez que algo no andaba bien, faltaba la alegría de cada cita. Las primeras palabras fueron de Martín; mi dulce Sofía, mi vida hoy no iremos a la cabaña, pasearemos por la ribera bien cerca del río a buscar un lugar, el que más te guste, ahí donde flote la poesía pararemos el motor para conversar, hay algo muy importante que debo decir.

Esa noche no recogió su cabello ni buscó el chocolate en la guantera, viajaron en silencio hasta que dijo; aquí mi amor, aquí está bien Martín estaciona de forma que ambos observemos el agua y las barcas en su navegar. Sí, dijo él.

Sofi, el día que nos conocimos, ese mismo día nos enamoramos, pensé que era algo pasajero, que ambos dejaríamos de escuchar este coro de ángeles con cada mirada en poco tiempo, pero no ha sido así, en estos meses cada página ha bordado un inolvidable amor, eres tan bella y especial para mi...Sofía no resistía más, las lágrimas brotaban de sus ojos sin comprender, él la contuvo entre sus brazos, bruscamente lo separó diciendo; vamos Martín continúa por Dios. Sofi, no mereces ser engañada, este hombre que te ha estado amando y te amará por siempre... tiene familia, con hijos, perdóname por favor. Te amo tanto, tanto que no puedo seguir ocultando esta vida mía, ahora tienes la verdad y también la decisión.

Se hizo un silencio sepulcral, por unos minutos nadie hablo. Las lágrimas de ambos, solo las lágrimas expresaban la muerte de las ilusiones, un murmullo apenas audible salía de los labios de Martín, te amo, te amo... un momento después Sofía comenzó a quitarse la ropa, una a una se quitaba las prendas que la cubrían y las ponía sobre él que estaba absorto, mírame dijo ella ya sin lágrimas, él bajó la vista pues su actitud le resultaba intrigante. ¡Mírame! ¡Así vine al mundo! Lo sé amor, pero... Abrió la puerta del taxi y Martín quedó paralizado, la vio correr hacia la barranca desnuda con su pelo suelto, para nunca más.





Beatriz Graciela Moyano

7 comentarios:

  1. Queridos amigos, me encantaría leer, comentarios, buenos o críticos sobre la historia, ya que es un género nuevo para mi.Gracias!!

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  2. Me gustó el final. Creo que es un relato breve que se ajustaría perfectamente a muchas historias reales en gran parte.

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  3. Gracias amigo Miguel Aguilera por pasar y dejar tu comentario. Un abrazo.

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  4. Lográs un ritmo muy bueno en este bello relato, amiga. Considero que está felizmente logrado y con un final estupendo. Te felicito.

    Besos

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    1. Agradecida por tu comentario querido amigo José Valle Valdéz. Un fuerte abrazo.

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  5. Es un relato con un contenido muy actual, donde a pesar de la historia oculta de uno de sus personajes, logra mantener a flote los valores de la sinceridad ante la confesión de él que pudo seguir callando o mentir, y el amor de ella, que nunca sabremos si la llevó a esa determinación la imposibilidad del logro de sus sueños o la decepción que la ha marcado sin poder dar crédito a lo que escucha. Me gustó mucho, amiga.Un abrazo.

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  6. Gracias mi querida amiga Norma Aristeguy por tu generoso comentario. Muy apreciado por mi. Un fuerte abrazo.

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