BLOG DE BEATRIZ GRACIELA MOYANO "Bienvenidos a mi nuevo desván"

UN BLOG DE BEATRIZ GRACIELA MOYANO
"BIENVENIDOS A MI NUEVO DESVÁN"
A todo aquel visitante de éste mi nuevo desván les
doy la bienvenida, un nuevo refugio a la nostalgia,
siempre en la búsqueda de oscuridades lumínicas
que me habitan y se escabullen de mi propio Yo.
Lugar donde pretendo volcar fragancias y colores en el cántaro de sentipiensos.

domingo, 8 de mayo de 2016

ABORTO













ABORTO




"En estos momentos de debate, hay mucha gente que defiende sinceramente una opinión respecto al aborto, pero también existe mucha hipocresía. Pienso que nadie va ha abortar alegremente, sino con una gran tristeza por distintas circunstancias y de esto hablo en mi prosa." .


ABORTO


Fue una mañana de sol en que no se pudo ver el astro, la tristeza de Ella lo tapaba.


Había un par de ojos secos de ausencia y la decisión siniestra congelada. Una pequeña sala con perchero, camilla y un delantal blanco que caminaba sin cuerpo ni alma, nada más que eso acompañaba a la soledad y sus crueles circunstancias.

Instantes después, helada el alma... la sangre tibia corría por sus glúteos, por las piernas, podía sentir el dolor pero no hablar ni expresar movimiento alguno, la mesa era fría como de metal, muy fría, allí en ese tenebroso lugar donde quedaba un trozo de su vida misma. No había palabras, las pocas que hubo fueron antes de la sangre, hasta que por fin iba despertando del maldito sueño. El pago pactado por la intervención de horror ya se había hecho efectivo. Entonces escuchó una voz grave que la apuraba a vestirse, le entregaron unos comprimidos y las indicaciones para su administración, uno cada seis horas dijo la voz. La puerta se abrió y ganó la calle a tientas, mareada, sin rumbo. Había gente que caminaba indiferente, andaban haciendo compras por allí. Nadie podía registrar el drama, ni momento alguno similar, porque ellos estaban vivos. El llanto circulaba de adentro hacia afuera, bañando la piel como un elixir maldito, fluyente desde las mismas entrañas oscuras, penitentes, con esos fluidos que graban para siempre un silencio pérfido de infierno neutro, donde no hay llamas ni guinches, solo miedo, sufrimiento y soledad. Eso que no se ve, ni se huele en el aire, solo en la memoria perpetua.


Beatriz Graciela Moyano
09-05-2016

ABORTO













ABORTO



Fue una mañana de sol, en que no se pudo verse el astro, la tristeza de Ella lo tapaba. 

Había un par de ojos secos de ausencia y la decisión siniestra congelada. Una pequeña sala con perchero y nada más. Instantes después, helada el alma... la sangre tibia corría por los glúteos, las piernas, podía sentir el dolor pero no hablar ni expresar movimiento alguno, la mesa era fría como de metal, eso parecía. No había palabras, las pocas que hubieron fueron antes de la sangre, hasta que por fin iba despertando del maldito sueño y ganando la calle a tientas, había gente que caminaba indiferente, andaba haciendo compras por las calles. Nadie podría registrar el drama, ni momento alguno similar, porque ellos estaban vivos. El llanto circulaba de adentro hacia afuera, bañando la piel como un elixir maldito, fluyente desde las mismas entrañas oscuras, penitentes, con esos fluidos que graban para siempre un silencio pérfido de infierno neutro, donde no hay llamas ni guinches, solo miedo, sufrimiento y soledad. Eso que no se ve, ni se huele en el aire, solo en la memoria perpetua. 

Beatriz Graciela Moyano
09-05-2016