BLOG DE BEATRIZ GRACIELA MOYANO "Bienvenidos a mi nuevo desván"

UN BLOG DE BEATRIZ GRACIELA MOYANO
"BIENVENIDOS A MI NUEVO DESVÁN"
A todo aquel visitante de éste mi nuevo desván les
doy la bienvenida, un nuevo refugio a la nostalgia,
siempre en la búsqueda de oscuridades lumínicas
que me habitan y se escabullen de mi propio Yo.
Lugar donde pretendo volcar fragancias y colores en el cántaro de sentipiensos.

martes, 25 de marzo de 2014

PREGUNTARÉ AL ORÁCULO





PREGUNTARÉ AL ORÁCULO

¿Dónde queda la alegría? Ese lugar donde la fantasía y la realidad hacen contacto para crear la felicidad, allí, en esa esquina a la que acuden los dementes y los pájaros negros de pico amarillo a perseguir mariposas, ese espacio en que las palomas hablan un idioma dialéctico que se deja entender, pienso que iremos de la mano bajo el sol otoñal de medio día y tomaremos fotografías para el álbum de la infinitud en los lugares soñados por los años, de los años, ¡oh! cuanto debes pagar, imploro te alcance esta vida. Las obsidianas hablan de un conjuro en capricornio, algo se está gestando en las orillas, o tal vez sobre las nubes húmedas, se ve una tropilla de caballos blancos al galope, en actitud de cruzar un río. Entonces, es el momento precipitado en que los camalotes verdes con flores lilas, se asoman imaginados, esos que hace tiempo te contara. Ya ves, ha culminado el duelo y los sueños permanecen intactos cuidados por la tozudez de los recuerdos, es como si el tiempo los hubiera retenido, allí a la misma hora del suicidio, buscando y preguntando, ¿dónde queda la alegría? No sé, no estoy segura, preguntaré al oráculo. 

Beatriz Graciela Moyano



Marzo-2014-

domingo, 23 de marzo de 2014

TRIBULACIONES











                                                                                                                Imagen extraída de Internet


TRIBULACIONES

Las tribulaciones se tornaron sal en las llagas, todo un tiempo mudo y siniestro, venciendo las estaciones voladas. Bebieron sorbo a sorbo la sangre fermentada los candentes días de verano y diluyeron con lluvias desatadas a destiempo la sal de unas pocas lágrimas, más toda la hiel de la fase destructiva producida por los detrimentos padecidos, detestable despilfarro de fe que precedió a la desazón, sentencia penetrada, lagunas de verbos y adjetivos con que la vida deshilacha las oraciones equivocadas en una especie de senil demencia, carente de brillo y color. Las letras en negación, partículas de ideas con enmiendas, tachaduras, borrones y una constante auto-crítica al ausente imaginario. Diques contenedores a los vibrantes oleajes creativos, todo eso que está allí trabado en lucha constante tras la cortina de bruma silenciosa, clamando libertad. Los vientos fríos del sur quieren barrer junto a las hojas resecas de este otoño incipiente, esa nube gris del calvario que pocos comprendieron, lejos, donde ya no alcance la oquedad a rozar las rosas de la melancolía, las azucenas blancas de las nostalgias escritas, porque aún quebrando la tristeza y el insomnio, siempre serán aguas claras en el jardín de las letras doradas del alma. El fin de las tribulaciones llegó mansamente, en el momento justo en que se ponía el sol de la hermosa tarde. Sello apasionado fue el beso del otoño perenne de los días. 

Beatriz Graciela Moyano

Marzo-2014-


domingo, 9 de marzo de 2014

TORMENTAS ELÉCTRICAS






TORMENTA ELÉCTRICA 


No me expliquen nada, supongo que es sobre las cosas que dejamos atrás, aquellos que por entonces creían equivocados que yo estaba rozando el núcleo de sus fríos eternos, ellos, los grises sin vida, clavaron eufemismos en las costas entre marrones y verdes de mi río sagrado, el que baña los dorados y surubíes brillantes y sorprendentes, parecía tener importancia la forma y color de las nubes que tocábamos con el índice y resultó efímero el cántaro y la sonrisa pintada de acuarelas suaves, pálido el tiempo parece no existir, las estaciones se confunden y abruman de ser. Mientras allá en la cabaña las caricias de la brisa consumían la mirada y las lluvias de seda fresca caían en un cielo apenas distante con el infinito que se acercaba y deja de ser interminable, en otras tierras sin médanos, tormentas eléctricas desataron la furia de relámpagos que viajaron su encandilamiento, quebranto de nubes cruzando océanos desdeñosos ensordeciendo al verbo, anulando los adjetivos que se escurren por cloacas y ríos desbordados. Es incesante, no se detiene la envidia de la luna, ella fue un planeta, un ciclo de existencia de siete rondas y murió dejando su cuerpo rocoso como el esqueleto de un cadáver que se resiste, precipita al rayo en acción, las voces oscuras saltan inquietas entre las hojas del cercano otoño sin dorados, una boca negra de vientos sin freno, sacude estruendos misteriosos. Es la naturaleza que castiga e intriga, estalla dentro del hueco la insensatez que muestra el espejo roto, son añicos de cábulas desperdigas cuando cae la tarde y parece asomar la calma con un sol mezquino de luz. 



Beatriz Graciela Moyano
09-03-2014