BLOG DE BEATRIZ GRACIELA MOYANO "Bienvenidos a mi nuevo desván"

UN BLOG DE BEATRIZ GRACIELA MOYANO
"BIENVENIDOS A MI NUEVO DESVÁN"
A todo aquel visitante de éste mi nuevo desván les
doy la bienvenida, un nuevo refugio a la nostalgia,
siempre en la búsqueda de oscuridades lumínicas
que me habitan y se escabullen de mi propio Yo.
Lugar donde pretendo volcar fragancias y colores en el cántaro de sentipiensos.

jueves, 24 de noviembre de 2011

El tiempo perdido

El tiempo no tiene valor y sucumbe al reloj cautivo de su mirada en un soplo mitigante que dura solo un instante, de magia por detener la estática de la imagen, en la misma eternidad en la hora ya sin vida, en la memoria perdida, en las batallas sin lucha, sin soltura en los galopes de los jinetes del arte, horas días y semanas, meses años, una vida, al registro de lo cierto, al sordo de la mentira, al consuelo en fantasías, ¿que es el tiempo que no existe? se volatiza perdido, frustración o desengaños triunfos y laureles mojados, en la turbia mirada, agotado en sus mismos suspiros de camandulero enmascarado, entre el paisaje salitre, entre riachos internos o bebiendo en laberintos, ebrio de de pasión y vino tinto, tiempo perdido errante en los rayos calcinantes del vil sol estafador de lirios delicados que ahora yacen quemados por las brasas de su amante. El tiempo se hace cenizas sin el alivio furtivo de algún encuentro escondido donde soltar las polillas que cosquillean celosas aunque no les den motivos, con razones o castigos con trueques vanos y fríos, en lo absurdo contagioso de las idas y venidas son vanos los pensamientos y pierden sabiduría, siempre aprendiendo el silencio para hallarle algún sentido al potro de tanto brío. El ritmo sigue avanzando en vibraciones veloces en ondas poco sonoras en el aire irrespirable del que se sirven con gusto los virulentos chacales, que devoran a mordiscos las mariposas cautivas, débiles descoloridas y libélulas perdidas en sedimentos esfumos. Cetrería de rapaces desollando hasta las piedras de las lápidas abúlicas en horas de un mismo tiempo. Entre rencores, caprichos que resaltan la manía de sobrevaluada estirpe que en el bosque de los sueños elaboran los derechos, locuaces y distinguidos, eruditos sin olfato para tirar una liana al que se ahoga arrastrado por la resaca del río, quién en orfandad carente de locuaz ilustrativa engendraba pedestales donde venerar paganos de las palabras escritas en huellas anfibológicas, en los minutos furtivos de cada lluvia demente. El tiempo lo vio caer, parecía en agonía, pero era tan solo un juego, oscuro estaba juntando agua para su molino que no parece de viento, con flores de utilería que no necesitan riego, con piedras y minerales o arenas de los desiertos. En lo real no hay medida ni puede rentarse el tiempo, el hastío ha llegado, ya ha espirado el momento, tiempo ya no hay más tiempo.

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