BLOG DE BEATRIZ GRACIELA MOYANO "Bienvenidos a mi nuevo desván"

UN BLOG DE BEATRIZ GRACIELA MOYANO
"BIENVENIDOS A MI NUEVO DESVÁN"
A todo aquel visitante de éste mi nuevo desván les
doy la bienvenida, un nuevo refugio a la nostalgia,
siempre en la búsqueda de oscuridades lumínicas
que me habitan y se escabullen de mi propio Yo.
Lugar donde pretendo volcar fragancias y colores en el cántaro de sentipiensos.

viernes, 6 de diciembre de 2013

EL TAPADO ROJO



EL TAPADO ROJO

Tenía por entonces veintiún años, tan joven era, atractiva creo, fue a comer con un pretendiente, así se decía en ese tiempo, aún existe el lugar Pizzería Santa María en la avenida San Martín de Rosario. Era invierno, pero la noche no estaba demasiado fría, antes de sentarse el joven le ayudó a quitarse el tapado rojo y colgó en el respaldo de la silla. Ya no recuerda que conversaron, ni que tan bien lo pasaron, porque esa noche, sufrió un olvido imperdonable, el hermoso tapado rojo que compró con uno de sus primeros sueldos como empleada administrativa, quedó colgado allí, en el respaldo de esa silla. Recién al día siguiente notó la ausencia, volvió al lugar, preguntó al personal, pero nada de él, volvió triste, pero luego con el correr de los días, se fue consolando, acostumbrando a su falta. Después al tiempo, se compró otro abrigo de color marrón, más largo, distinto. El tapado rojo era único, una muestra anticipada de la empresa en la cual trabajaba, más nunca se fabricó en serie y ella lo había adquirido a un menor precio del valor real, le había cambiado los botones originales por otros con una virola dorada, era tan fino...se dejaba lucir distinguido que permanecerá en su recuerdo grabado. Al invierno siguiente sube a un bus que venía lleno de gente, viajó parada y a su lado, ve a una señorita vestida elegante, con un tapado rojo, no podía creer lo que veían sus ojos, la prenda era idéntica, ¡Sí! es mi tapado, pensó, siguió observando detalles, las costuras, el cuello, sí, ¡los botones! que ella misma había elegido para reemplazar los originales, ¡Sí! era su tapado rojo tan querido, quiso preguntarle a la dama sobre él...ensayaba con el pensamiento las palabras, usted disculpe...donde compró ese tapado...no, mejor...señorita usted encontró ese tapado que lleva puesto, no, así, no, y no se animó a articular una sola palabra...Con su mirada insistente estaba inquietándola y la muchacha comenzó a correrse más al fondo del coche, cuando pasó rozándola por detrás, extendió su mano y lo acarició suavemente, diciendo en voz muy baja, tapado rojo, nadie te valorará como yo, ya tienes otra dueña, pero es seguro que no te mirará con la admiración que te he mirado desde el primer día. La muchacha tocó el timbre y bajó del bus, la vio caminar por la vereda presurosa luciendo aquel tapado que ella tanto quería, que eligió entre muchas otras prendas, que admiró, cuidó y lució, pero se fue para siempre. Cuando llegó la cuadra en que debía bajar para regresar a su casa, descendió del bus y lloró las tres cuadras que caminaba a diario. Han pasado cuarenta años y aún lo recuerda. Como el amado tapado rojo, hay cosas, hay seres, que formaron parte de nosotros en instantes mágicos de la vida, jamás serán olvido y si así lo fueran, es que...nunca fueron.





Beatriz Graciela Moyano

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