BLOG DE BEATRIZ GRACIELA MOYANO "Bienvenidos a mi nuevo desván"

UN BLOG DE BEATRIZ GRACIELA MOYANO
"BIENVENIDOS A MI NUEVO DESVÁN"
A todo aquel visitante de éste mi nuevo desván les
doy la bienvenida, un nuevo refugio a la nostalgia,
siempre en la búsqueda de oscuridades lumínicas
que me habitan y se escabullen de mi propio Yo.
Lugar donde pretendo volcar fragancias y colores en el cántaro de sentipiensos.

martes, 2 de abril de 2013

SIENTE, AHORA









SIENTE, AHORA



Allá donde esté su imagen, la persiguen sus ojos y sus pasos en sombras de silencios nocturnos, es un degradé de tenues latidos y en ocasiones sonidos estridentes de sirenas ensordecedoras, alertas confusas insoslayables, acompañando la lírica sinfonía de grillos que anidan en los oídos, cámaras bloqueadas para no escuchar la voz del idólatra cortés de los sueños y los porqué embriagando con sus condimentos, la simpleza coloquial que une los sentidos más sentidos. Mírame con esos tus ojos de mar profundo, como niño vagabundo en desamparo, abrigarte de mí en las noches azules y frías de terciopelo y escarchas, solo tibia la sangre en los encuentros, subidos a la blanquecina luna de los romances ancestral, atávicos e interminables de los sueños. Siento un desbordante anhelo, converger justo en el punto de luz que se haya centrado en el corazón de Dios, creación misteriosa e inexplicable que da fascinación, para amar los desiertos de arena dorada, sus vientos viajeros de tiempos que hacen posible que la respiración agitada de hoy sea la tuya de mañana al alba de los girasoles en espera de los rayos de luz para mirarme fijo trayendo mensajes de ensoñación color piel con sus aromas impregnados, fragancias maderadas, sándalo y ámbar de ornamentos. Ven a las orillas de este río caudaloso marrón de sus arcillas arrastradas por el brío apasionado de sus corrientes colmadas de ricos frutos en su cauce, mójate los pies a mi lado mientras te cuento las turbulencias de las aguas y el calor abrasador de los aciagos soles que quemaron la piel y el alma. Entrégate a la voluptuosidad de entender el verdadero origen de las vertientes, ríndete a la ceremonia de reconocer en la penumbra de una noche sin luna el sabor inequívoco de una piel que busca en ti los mismos vestigios uterinos que perdió cuando vio la luz de su primera mañana, con el primer sol que le entibió los ojos escondidos en el tul del desamparo, y bebió del beso inicial del incesto que la perseguirá igual que a ti hasta el último de sus ocasos. Urge tus manos ciegas en mi rostro y cuerpo para que exploren los intersticios de aquella desolación que se abre como un capullo herido a la espera de las caricias que contengan las simientes que los dioses le negaron. Apaga los fuegos de esa voz que derrama su savia ardiente en un pacto que soñó y en la llegada al paraíso prometido. Naufraga ebrio hacia los nuevos territorios y a sus aguas transparentes para rozar el rostro sonrosado y sin velo de la mujer que te ama.

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