LAGARTIJA INMÓVIL
LAGARTIJA INMÓVIL
Hay un
camino de variables insospechadas, con curvas estrechas rectas que se bifurcan
en el verano que se aproxima sin sigilo, estrepitoso se viene con afanes en
diferentes oleajes de expandir en belleza el camino que reste recorrer. Las
lluvias y tormentas con vientos y descargas despejan los espejos de corrosiones,
antigua celada tendida, de ardid inútil sin alunizar. El camino de la certeza y
seguridad había angostado de poco andar, de mezquinar los brazos y abrazos, los
besos que se habían vuelto leves. Pero no cesan los labios que buscan a pleno
sol o en penumbras redescubriendo un nuevo verano en un acopio de susurros
renovados. Grandioso mar verde de olas sísmicas, poderoso, no deja sucumbir la
voluntad y sin desmayo se apropia de todo el espacio, ineludible amor, temor
causan las sensaciones… hay cierta ansiedad en la creatividad constante
adueñándose de las horas. Calma, calma que se preparan las alas en despliegue
de luna frenado en la pureza del alma que se hace día y se hace noche azul
estrellada, que son una en él para encandilar a la luciérnaga de luz difusa que
desapareció del jardín de las rosas marchitas donde azotó el temporal, pero el
amor del camino eterno no cede paso a las sombras, posee los reflejos y el
brillo de la mirada de estos ojos que a la aurora duermen, duermen el hechizo
constante y guardián de los sueños, sumergen en lluvia de ensoñación y allí
asimilan el refugio de velados barrotes. Y vuelve a despertar en el asombro de
estar viva, de no haber muerto de asfixia, ver que no ha menguado la luz
protectora, entonces llega el día como siempre, la tarde y la noche. Ahora el vapor
del cuarto de baño ciega, hace mucho calor... es insoportable, el patio está
hermoso en esta noche hay preparada una mesa con dos platos, copas... flota un
brindis y al alzar la vista hacia el cielo de las estrellas que iluminan se
detiene en la madera barnizada que sostiene las tejas, una lagartija inmóvil
mira fingiendo no ver.
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