SIN PREGUNTAS
De pronto la luz se apagó en el lugar, nada
fluía en ese punto que les cuento, el foco no enfocó! el sol no brilló, las
manos no se deslizaron sobre las huellas únicas reconociendo la esencia de la
vibración inconfundible y produjeron desazón, se vieron las
ramas caer hasta tocar las raíces como niño que desea regresar
al útero tibio que lo abrigó hasta abrir los ojos a esta vida que si no es un
valle de lágrimas se le parece bastante, pero amanece...que no es poco, como
dicen por ahí. El ojo visor que todo lo ve determina bajar el párpado adormeciendo
hasta los tiempos, esos tiempos de los cuales hablaron los profetas y ahora
muchos susurran en eco. Reinicio en las esferas donde la incandescencia se
exprese y restablezca el contacto con la verdad, fulmine la hipocresía
dejándola caer en vértigo al expandir su resplandor de confianza florecida y
mansa, que nadie necesite garras para defender lo que ama, esa evolución
esperada que no sea sueños ni ilusión, que el pensamiento nos haga desplazar en
el espacio sin tiempo y sea tan cotidiano como cada amanecer o como el proceso
certero y magnífico del pimpollo hasta la rosa y su tersura del color que le
tintes. Pero aun no sucede el cambio de conciencia, buscan en el silencio
la razón de las razones de los sombríos sucesos, nadie pateó el panal pero
igual salieron picoteados, espantados y con averías, no sirvió la sincronía en
esa unión, se desgastó como la suela de los zapatos en la maratón insensata de
andar arrastrando pena.
Beatriz
Graciela Moyano
30-10-2012
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