¿LA HORA DE PARTIR?
Todos los adioses girando en el mármol de los peldaños y algo se resiste contando las fracciones de segundos simbolizados en ese reloj pendiendo de su mano, los óxidos en los hierros sostienen y aniquilan. Arrastra partículas de recuerdos que sin un sesgo de esperanza detienen el paso para que un rayo de sol se pose en caricias y bañe su cuerpo frenando la hora de partir. Solo su pelo destaca el color en el incierto horizonte nublado de estatuas inertes, solo su pelo y el arte que invita una y otra vez a remover las cenizas de este otoño sin promesas innecesarias, medita despojada de amnesia, se mezclan los viajeros del tiempo y sus antojadizos vericuetos, un avestruz sin cabeza y los despojos de un naufragio cubierto en pétalos de flores marchitas, todo, todo, como en un sueño indescifrable. Una baranda milenaria torneada en silencio, observa cautelosa, resulta difícil conjeturar las motivaciones que obligan o empujan, tal vez incumplidos anhelos oculta bajo la falda, tal vez la salve el crepúsculo con su misterio a la hora de partir.
Beatriz Graciela Moyano
Abril-2014-