ILUSIONES
En tiempos en que reinaba un aroma a
hierba buena, esa especie de menta suave que acaricia el alma y templa los
sentidos de una sencillez coloquial se iban elaborando lentamente fluidos
mágicos, inexplicables, consumía el
tiempo en ansiedades y lo
evaporaba en una llovizna de ternura mezclada con pasiones alternadas, las
ilusiones se vestían con un ropaje loco, fascinante, adecuado a las distintas
ocasiones y sensaciones. Se abrigaba la espera con sueños e ideas, con la
creatividad de los girasoles que van siguiendo el lento giro del sol, como
aflojando el cuello para que lo besen, así lo recuerdo, o será que el paso del
tiempo hace ver los hechos con la nostalgia que idealiza a los seres y las
cosas, las agiganta las vuelve más nobles y sagradas. En la demencia del andar
por esta fantástica vida, casi sin querer tropiezas con las ilusorias
realidades y las contemplas desde lejos, como quién observa una pintura, un óleo paisajístico,
te alejas un poco para hallar su belleza, dices tal vez era así… y le puse más luz, recuerdo un centro
blanco azulado, las ilusiones son así, como nubes de algodón de ese blanquecino
iluminado con la claridad de los propios ojos del que las tiene atesoradas,
aunque de tanto en tanto se nublan, siempre sale el sol, está el sol, bajo esas nubes las ilusiones alimentan y se proyectan
dando imagen a los sueños y quimeras, tienen alas de mariposas, libélulas o
águilas, dependiendo de la intensidad, de lo impreso en el deseo. Hay cavernas
oscuras como cementerios repletas de ilusiones desvanecidas en un aletargado
sueño sin fin. Revivirlas es dar vuelo, conspirar con la tela y los pinceles, es volver a pintar
los cuadros con ese centro lumínico que les da vida. Sentir que vuelve el
tiempo a evaporarse en las pasiones, que la llovizna sabe a ternura en caricias
sobre el rostro y la locura de la ilusión te habita, una vez más te vistes con
sus ropas coloridas y brillantes y dejas colgada la de la nostalgia en un
perchero, en el rincón más oscuro del desván, será volver a ser feliz, nadie
sabe si volverás al lugar donde se quedó el traje de nostalgia, pero mientras
disfrutas de la loca ilusión, quedará juntando lágrimas secas como perlas en algún bolsillo y el
suave aroma hierba buena perfumará el ambiente y las sábanas de la cristalina
ilusión.
Beatriz
Graciela Moyano
07-05-2012
Rosario-Santa Fe-Argentina
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