NADA ESPERA
Beatriz Graciela Moyano
Elaine sólo sigue ahí después del eclipse, tejiendo otra mañana desde su torre mientras la realidad se sigue desgastando en el espejo. Elaine está apresada, encorsetada en el maleficio de confeccionar con puntadas cortas los comienzos.La dama de Shalott ya no espera nada. Adriana Vega.
Así en una barca a la deriva, suelta su pelo al viento para que decida, sin esperar nada, con las sombras acumuladas en el fondo de sus ojos que nadie ve y sin dolor manifiesto por los males que le clavan como espinas transparentes de rosales congelados. Ella ha ingresado una y mil veces en niveles de bloqueo con resistente obstinación, mas hoy...nada espera. Deja indiferente los huecos sin mirada, abandona los estantes polvorientos y a los maniquíes desnudos para que se vistan solos, con el cruel hartazgo que los condena al olvido. Aquí hay flores ausentes o quemada por el aire gélido, saben a invierno eterno, abúlico y desesperante, acosador de horas enredadas. Lanas en ovillos desprolijos que van y vienen sin ser tejidas, nada esperan. Aún así, en este estado de inflexión buscará sonidos y colores para los sentidos al paso del agua. Se lanza a la resonante repercusión de los ecos antiguos, pintando hechizos rotos para las pupilas en el paisaje amigo constante del silencio. El desganado compás del cuerpo confiere toda fuerza al viento, le concede el timón del viaje imposible o perpetuo de redención.
Beatriz Graciela Moyano
Hermosas letras amiga! Un placer!
ResponderEliminarRita, perdona se me pasó tu amable comentario. Gracias por pasar y dejar tu huella. Un abrazo+beso.
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