BLOG DE BEATRIZ GRACIELA MOYANO "Bienvenidos a mi nuevo desván"

UN BLOG DE BEATRIZ GRACIELA MOYANO
"BIENVENIDOS A MI NUEVO DESVÁN"
A todo aquel visitante de éste mi nuevo desván les
doy la bienvenida, un nuevo refugio a la nostalgia,
siempre en la búsqueda de oscuridades lumínicas
que me habitan y se escabullen de mi propio Yo.
Lugar donde pretendo volcar fragancias y colores en el cántaro de sentipiensos.

lunes, 4 de marzo de 2013

INTENSO





INTENSO 

Con la intensidad de las olas de ese mar que te mira unimos nuestras almas. Cautiva y traspasa el sentido poético, se abriga en el hechizo de nuestros cuerpos como lenguas de fuego, en tus brazos me siento una diosa pagana, llegas suave, tierno y cuando haces contacto con mi piel…desenfrenado me besas hasta morirme, de mis labios ebrios de pasión brotan azahares y resucito y vuelvo a morir o a vivir solo entre tus brazos que me aprietan hasta sofocarme, me rindo a tus antojos y… no me has tocado, me abandono hasta sentir que me tienes atrapada, ahí recién estoy segura y me dejo estrujar por tus manos inquietas, creadoras de caricias desconocidas, “maldito mío”, nadie sabe que este juego de decirnos maldito o maldita es como decir…“te amo y me desesperas”, solo los zorzales y palomas de nuestros amaneceres saben de la intensidad de nuestro amor, porque nos espían desde las araucarias siempre, en estos nuestros años en torbellino de piernas enredadas, de sensaciones apareadas y del cúmulo de adioses interminables, porque siempre hubo después en plenilunios, reescribimos mil veces nuestro amor, lo soñamos, lo sacrificamos y glorificamos en estelas verdeazules. Reinventamos las formas, los motivos, disfrazamos de luz las palabras para encandilarnos con los reflejos de luna sobre el río marrón de arenas amarillas, donde grabamos nuestros nombres una y otra vez para confundir a los cangrejos desgarbados que huyeron despavoridos dejándonos su huella. Intenso tiempo de otoños en primavera perenne. Inmortales…invencibles dijimos. Así lo sentí, lo sentimos en este tiempo que quedó atrás, pero una mañana me asaltó un temor opresivo sin causa aparente, esa necesidad de proteger el vínculo sagrado y fui valiente, sin daño, sin fisura me sumí en un silencio de algas, sumergida en las arenas por el fondo mismo del mar busqué los acantilados y soy un molusco adherido a las piedras donde sigo soñando con todo lo que nos debemos.

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