ES… QUE ME CANSÉ
Y es que me cansé del camino obligado, de la sinuosidad con curvas tramposas, de los casi ángulos, de la prolijidad de los folios y el brillo de los espejos en donde ya no hay reflejos, de esa última porción de torta respetada, del orden caótico de los placares, las prendas perfectas, las vidrieras y los precios de liquidación, la lucha en ardua labor, de la abnegación y renuncia con el sacrificio como ofrenda de pan y vino. La desconfianza de todos hacia todos, el plagio y la inseguridad como sensación en farsa. Dormir un sueño desprolijo, soñar y no recordar ni una sola imagen. El fin de los proyectos que ya no son, todo gira y gira con un día de veinticuatro horas, que es otra mentira, el reloj no se anima a contarle a nadie que el ritmo y la vibración han cambiado, ya no son veinticuatro ¡no mientan más!. El corazón se acelera en forma frenética, el ritmo se escucha en la garganta, es un registro que no vale en sonido para bailar, más bien asusta. Es…que me cansé! de las estructuras y de lo que debo hacer y ya no quiero ser, quiero andar descalza por la vida, por las zanjas con ranas, me aburrió la combinación de colores, las carteras y sandalias al tono de la hipocresía, los ensombrecidos te quiero. Las amistades que envidian y se arriman por conveniencia, los frutos rojos con sabor a menta, del melón que sabe a zapallo. Hay tanta falta de verdad... estoy en una penumbra con barrotes invisibles, presa de horarios que no deseo cumplir, solo deseo volver en una lenta y sagrada involución a ese ayer donde la casa era mi templo, ahora tiene una ligera bruma que la opaca, aún así en cada rincón, espacio o pared hay rastros, huellas artesanas de mis manos, volver…pintar, patinar madera, colgar cuadros, dejar disolver un pedacito de chocolate en mi boca mientras cocino, dar reiki y amor las plantas, dejar de tirarles un riego cuando veo que ya se secan los malvones del balcón. Qué no daría por regresar al tiempo de la verdadera esencia, poner a la luz de luna el canastito de las ágatas, amatistas, turmalinas y citrinos y concentrarlas de esa energía que cure los males, pero que no sea por que deba hacerlo, sino que ame hacerlo. Qué cielo se abrirá para mostrar el más allá... es que me cansé.
Beatriz Graciela Moyano